Las líneas de la Land Cruiser son relativamente clásicas y poco audaces. Salvo por su
importante tamaño, no se distingue mucho de las formas genéricas de un SUV 4x4,
que esta 4ta generación comparte con sus antecesoras inmediatas.
Por supuesto: su magia no tiene tanto que ver con el deleite estético, sino con un
porte robusto y contundente que impone el máximo respeto, sin necesidad de tanto
rebusque estético.
Dentro de esta sobria personalidad destaca la trompa, con ópticas levemente
rasgadas, una parrilla prominente y un paragolpes fuerte pletórico en ángulos rectos.
Como corresponde a un vehículo de esta categoría, el motor es una pequeña bestia: un
V6 de 3,9 cm 3 de distribución variable, 24 válvulas y 275 CV.
Se combina con una caja automática de 6 velocidades con opción de comando
secuencial.
La tracción es integral permanente (4x4) con diferencial central y bloqueo de
diferencial trasero.
La aceleración de 0 a 100 km/h es de unos 9,2 segundos. Una gran performance del
motor, limitada por el tamaño y el peso de la carrocería.
La velocidad máxima es de 180 km/h.
El promedio de consumo general está en aproximadamente 10,8 litros cada 100 km.
Este valor baja a 8,6 litros al conducir en ruta y se va a unos poco económicos 14,7
litros al conducir en ciudad.
Que no queden dudas: el Land Cruiser es – como su nombre literalmente lo expresa –
un verdadero todoterreno. Su performance offroad superior se basa en varios ítems.
Para empezar, está el sistema de tracción integral con diferencial central que permite
repartir el torque entre ejes en una proporción de hasta 70-30. A este ítem se le
agrega un diferencial trasero con bloqueo en alta y baja.
Las suspensiones delanteras son independientes, ayudando a repartir la presión sobre
los ejes de forma diferencial. Un secreto bien guardado es el sistema KDSS (Kinetic
Dynamic Suspension System), que varía la dureza de los amortiguadores según el
terreno donde se esté circulando. Esto permite suspensiones más suaves en ciudad, y
más duras en condiciones bruscas que así lo requieren.
El sistema “crawl control” es una suerte de control de crucero para offroad: una vez
activado el vehículo avanza en piloto automático a menos de 20 km/h regulando por sí
solo la aceleración y la tracción. El conductor solo debe seguir llevando la dirección.
Esta función se complementa con un selector multi-terreno, que permite escoger
entre varias configuraciones según se circule sobre arena o barro, baches, piedras
sueltas, piedra y piedra y tierra.
Los neumáticos de serie, en contraste, no son ideales para la conducción offroad
extrema.
La Land Cruiser tiene capacidad para siete pasajeros, gracias a su tercera fila de
asientos. Esto nos habla de un confort interior importante, con espacio de sobra y una
gran habitabilidad.
La posición de manejo es fácil de encontrar, gracias a la regulación electrónica de la
butaca y el doble ajuste de la columna de dirección.
El diseño del panel es severo, anguloso y funcional. Los materiales de confección son
de primera calidad, pero no se ha buscado dar una imagen muy vistosa.
Tratándose de un auto de lujo, el equipamiento incluye algunas sofisticaciones poco
frecuentes, como por ejemplo el sistema de visión de 360° que permite monitorear el
entorno no solo a través de una cámara trasera sino también delantera y laterales.
Esto es especialmente relevante para el offroad extremo, donde se hace vital
monitorear cada pequeño detalle del entorno.
Además, los asientos delanteros y traseros están calefaccionados y el climatizador
automático se divide en tres zonas. El sistema de audio cuenta con 9 parlantes en
total.
En comparación, funciones como velocidad crucero, computadora de a bordo, cámara
de estacionamiento, sensor de lluvia y un largo etcétera, se dan por descontado.
En el tablero, además del velocímetro, el tacómetro y los indicadores de temperatura y
nivel de combustible, se destaca el display central con la computadora de a bordo y un
sinnúmero de luces, lucecitas e indicadores de todo tipo.
La pantalla central multimedia es de unas impresionantes 9 pulgadas. Cuenta con
adaptación a Android Auto y Apple Car Play y en términos de audio ofrece todo lo que
tiene que ofrecer.
Las prestaciones de seguridad son excelentes, como es de esperarse.
En 2020 la Land Cruiser Prado incorporó Toyota Safety Sense, la tecnología de ayudas a
la conducción de la marca. El software incluye funciones como sistema de pre-colisión
frontal (con alerta y frenado de emergencia), sistema de alerta de cambio de carril,
luces altas automáticas y control de crucero adaptativo.
A esto se le suman sofisticaciones como el crawl control y la enorme cantidad de
presets mecánicos que se adaptan a distintas situaciones de conducción, tanto en ruta
como en offroad.
Además, cuenta con control de tracción y estabilidad, frenos ABS con EBD, asistencia
de arranque en pendientes y airbags donde los pidas.
La Toyota Land Cruiser es un todoterreno purasangre. Ni más, ni menos.
Por eso, a diferencia de otros vehículos con espíritu más crossover, no tiene mucho
sentido su compra si no es estrictamente para circular con frecuencia por zonas
inhóspitas y caminos hostiles.
Por ejemplo, si el turismo aventura es lo tuyo (y los paisajes de Argentina se prestan
muy bien), la Land Cruiser es un sueño viviente.
A esto le tenemos que sumar un precio casi prohibitivo, hasta seis veces por encima
del promedio de un auto estándar en nuestro país: nos da como resultado una
decisión de compra exclusiva, prácticamente de nicho.
Excluyendo estas importantes variables, lo que quedan son claros elogios para uno de
los vehículos más confiables y de mejor desempeño offroad que existen en el mundo.