Más allá de su gran tamaño, el diseño exterior no llama la atención. Es un perfil discreto, casi anónimo, pensado para pasar desapercibido.
Esto no quiere decir que sea fea o no tenga gracia, sino que no entra por los ojos.
Sus líneas cuadradas, pesadas, no son rupturistas, ni particularmente agresivas, ni buscan congraciarse con trivialidades ornamentales de ningún tipo.
Es fundamentalmente una poderosa herramienta, y así lo comunica su carrocería.
El generoso motor es un diésel V8 de 4.5 litros, con 8 cilindros, 32 válvulas y doble turbocompresor. Entrega hasta 265 CV de potencia y un furibundo torque de 650 nm.
Está asociado a una caja automática secuencial de 6 velocidades, sin opción de levas al volante.
La tracción es 4x4 con reductora, bloqueo diferencial y modo “Sport” para una respuesta más veloz de la caja.
A pesar del enorme peso que tiene esta carrocería, la potencia del motor se hace notar: acelera de 0 a 100 km/h en apenas 8,5 segundos y la velocidad máxima alcanza los 210 km/h.
En condiciones de exigencia máxima del motor, puede llegar a consumir unos disparatados 20 litros cada 100 km. Con un uso más normal, se puede mantener un aceptable promedio de 13 litros.
A pesar del elevado consumo, goza de una autonomía de 1000 km gracias a su impresionante tanque de combustible de 138 litros de capacidad.
El confort de marcha en ciudad y ruta es más que agradable y correcto, pero donde verdaderamente brilla esta Land Cruiser es, por supuesto, en condiciones offroad.
Las suspensiones incorporan el novedoso sistema KDSS (Kinetic Dynamic Suspension System). Se trata de un ingenioso dispositivo hidráulico que permite cambiar la configuración de las suspensiones según el tipo de terreno en el que se circule. De esta forma, se logra una amortiguación más mullidas para andar en asfalto y más sensibles para condiciones un poco más deportivas.
En condiciones offroad, este sistema incluso suelta algunas barras para darle más recorrido a la suspensión y poder copiar el terreno con mayor flexibilidad.
A esto se suman funciones de conducción asistida muy eficientes como el Crawl Control System, que automatiza la aceleración y la tracción, y el Multi Terrain Selector, que permite elegir entre varios preseteos mecánicos según el tipo de terreno donde se esté conduciendo. También tiene seteos para diferentes tipos de manejo.
En conjunto la robustez del chasis es impresionante, lo cual permite andar por los caminos más bravos, prácticamente sin despeinarse.
El lujo de la Land Cruiser tiene más que ver con el espacio, y menos con detalles vistosos o gadgets. En este sentido, es uno de los vehículos más cómodos que existen.
El diseño del panel, si bien completo y de máxima calidad, es funcional y espartano.
Conductor y acompañante viajan a sus anchas en unos cómodos butacones de diseño sencillo pero anatómico. Están calefaccionados y refrigerados, y se puede regular electrónicamente su posición, con memoria de ajustes para el caso del conductor.
La posición del volante tiene doble regulación electrónica, también con memorias.
Las plazas de la segunda fila con más cómodas aún, con tanto espacio que los ocupantes pueden casi que estirar las piernas. Estas butacas también tienen regulación longitudinal y respaldo reclinable. Casi una habitación de hotel.
La última fila de asientos es un poco más chica, pero caben perfectamente dos adultos y un niño.
Los accesorios más sofisticados son: sistema de monitoreo por cámara de 360°, compartimiento portaobjetos refrigerado (para mantener las bebidas frescas en el medio del desierto, será), portón trasero con apertura y cierre eléctrico, sistema de apertura y encendido inteligente y climatizador automático de cuatro zonas.
Los más “ordinarios” son: velocidad crucero y techo solar corredizo.
El tablero, además de tener muchísimos indicadores de luces, cuenta con cuadrantes de aguja para medir nivel de aceite y nivel de batería. Todo un lujo.
El resto de los datos relevantes de la computadora pueden visualizarse en el generoso display central.
Por demás, los indicadores son los habituales: velocímetro, tacómetro, nivel de combustible y temperatura del motor.
La central multimedia tiene las funciones de audio y conectividad habituales, solo que con una pantalla vertical enorme de 9’’. Casi una Tablet.
No incluye todavía el paquete Toyota Safety Sense, un conjunto de sensores y funciones para ayudar a la seguridad activa (alerta de cambio de carril, alerta de colisión frontal, etc.) Se trata de un plus muy importante que sí está disponible para otros mercados y en la nueva Rav4.
Fuera de eso, cuenta con unos muy generosos 10 airbags, frenos ABS con EBD, control de tracción y estabilidad, ganchos isofix, y asistente de arranque y descenso en pendientes.
La Toyota Land Cruiser 200 es un todoterreno purasangre. Ni más, ni menos.
Por eso, a diferencia de otros vehículos con espíritu más crossover, no tiene mucho sentido su compra si no es estrictamente para circular con frecuencia por zonas inhóspitas y caminos hostiles.
Por ejemplo, si el turismo aventura es lo tuyo (y los paisajes de Argentina se prestan muy bien), la Land Cruiser es un sueño viviente.
A esto le tenemos que sumar un precio casi prohibitivo, hasta seis veces por encima del promedio de un auto estándar en nuestro país: nos da como resultado una decisión de compra exclusiva, prácticamente de nicho.
Excluyendo estas importantes variables, lo que queda son sonoros elogios para uno de los vehículos más confiables y de mejor desempeño offroad que existen en el mundo.