El diseño del Sandero II ostenta un logro importante: ya no luce tanto como el auto de bajo costo que siempre fue. A través de una trompa simpática y unas curvas agraciadas en la carrocería, logra un plus estético bien “aggiornado”, que la generación previa – un poco más adusta aún – no poseía.
Las modificaciones en la carrocería del restyling en 2020 no han sido muy dramáticas. La parrilla está renovada pero mantiene más o menos las formas de siempre, mientras que el cambio más notable se verifica en las ópticas traseras, más horizontales y agresivas, siguiendo la tendencia generalizada en el mercado.
Las diferencias del GT Line con respecto a otras versiones del Sandero son estéticas y superficiales: color de los espejos, faldones específicos, llantas con diseño característico, etc.
El Sandero 2020 incorporó un nuevo motor 1.6 de 16 válvulas que alcanza 115 CV y 156 Nm, único para toda la gama. Reemplaza los viejos motores 1.6 de 8v y 16v que distinguían a las diferentes versiones en el Sandero anterior. El GT Line comparte esta misma motorización, sin variaciones de prestaciones ni potencia.
La transmisión es manual de 5 velocidades en las versiones o caja automática CVT. Con el GT Line, se puede elegir entre ambas.
La tracción es delantera.
La potencia reducida del motor tiene su correlato en las prestaciones: aceleración de 0 a 100 km/h en largos 12 segundos y una velocidad máxima que apenas araña los 165 km/h.
La distancia de frenado es adecuada, con un valor de 41 metros para frenar de 100 a 0 km/h.
Debido a una quinta marcha corta, los consumos de combustible en ruta se ven algo perjudicados. No obstante, los 6,3 litros cada 100 km/ a 100 km/h están dentro de lo estándar. En ciudad, promedia 9,6 litros cada 100.
Esta 2da generación mejoró sensiblemente la estabilidad de manejo con respecto a la generación previa. Ahora, el Sandero tiene más agarre en curvas y soporta mejor las maniobras de giro un poco más exigidas.
En ciudad, el buen despeje delantero permite sortear cunetas y lomos de burro sin mayores sobresaltos, mientras que las suspensiones blandas contribuyen a un andar suave, ideal para trayectos urbanos.
Fuera de estos detalles, no ostenta aspectos especialmente destacables en cuanto a las sensaciones de manejo. Al ser un auto de bajo costo, no se le ha puesto especial énfasis a este rubro.
El nuevo Sandero cuenta con un panel interior muy mejorado en estilo, con una estética más agradable y moderna, más allá de que los materiales no son de primera calidad ni mucho menos.
La posición de manejo es algo elevada y tanto la butaca como la dirección se pueden regular en altura. Más allá de estas objeciones, la postura del conductor es mayormente cómoda para conducir.
Lo que sí da para aplaudir es el confort en las plazas posteriores, un rubro en el que el Sandero históricamente supera a sus rivales gracias al ancho total de la carrocería. Hay espacio de sobra para las piernas y la cabeza. La quinta plaza tiene su propio apoyacabezas, aunque la butaca en sí no es muy anatómica.
Como suele ocurrir en los hatchbacks, el baúl no tiene mucho para destacar.
El equipamiento del Sandero GT Line es equivalente al de la versión Zen (intermedia) en el Sandero común.
Esto incluye aire acondicionado, apertura interna de baúl, levantavidrios eléctricos, computadora de a bordo y volante y butaca regulable en altura.
Fuera de esto, los accesorios del Sandero tienen que ver más bien con pequeños detalles, como luz en la guantera, luz de giro en los espejos externos e indicador de temperatura exterior, por poner algunos ejemplos.
Un punto previsiblemente modesto, al que seguramente no haya que pedirle mucho más.
Optando por la versión Intens del Sandero (no disponible en GT Line) se puede acceder a funciones más avanzadas como control de crucero y cámara trasera.
El Sandero GT Line cuenta con el sistema multimedia con pantalla táctil de 7’’ con Apple Car Play y Android Auto que equipa al Sandero, pero, curiosamente, pierde alguna de las funciones nativas que sí vienen en los Sandero Zen e Intens.
El tablero cuenta con un velocímetro analógico central, un cuentavueltas también analógico, y un display digital con la información de la computadora de a bordo.
En línea con su equipamiento de confort, las prestaciones de seguridad del Sandero son las estándares: la novedad 2020 es la incorporación de 4 airbags de serie, además de los frenos ABS y ganchos isofix de rigor.
Las versiones con caja manual siguen sin control de estabilidad ni tracción. Por fortuna, la versión CVT incorpora esta función vital por primera vez en la gama Sandero.
Acá la marca del rombo todavía se la podría haber jugado un poco más.
El Sandero está planteado como un auto económico y ofrecer un precio competitivo puede implicar el recorte de funciones y prestaciones en todos los rubros.
El GT-Line tiene sentido más por una cuestión estética que por diferencias de prestaciones o equipamiento. Es esencialmente un Sandero Zen con más “onda”.
Al comprar un 0km por primera vez, en la mayoría de los casos se llega con lo justo. Y, si lo que necesitamos es simplemente un vehículo que nos lleve y nos traiga, sin mucho más que espacio y olor a nuevo, son autos accesibles como el Sandero los que se imponen como la mejor opción.
La incorporación de la caja automática CVT y control de estabilidad como opción es para celebrar, esperando que en el futuro estas tecnologías equipen a la gama completa y no solamente a las versiones top.