Basada originalmente en la plataforma del Sandero, la Duster nunca tuvo en la estética exterior su mejor atributo. Sus líneas generales tienden hacia lo genérico y low-cost, sin distinguirse por ningún detalle en particular.
Se lo percibe, eso sí, como un vehículo robusto y bien plantado (a pesar de estar entre los más livianos de su tipo), lo que para muchos será condición suficiente tratándose de una SUV.
El restyling de la versión 2015 le dio a la trompa un look un poco más voluptuoso, gracias a una parrilla y unas ópticas menos planas, más integradas al resto de la carrocería.
La Duster permite optar entre dos motorizaciones a nafta: un propulsor 1.6 de 16v y 110 CV para las tres versiones y un 2.0 de 16v y 143 CV opcional para la versión Privilege y único para la versión Privilege 4x4.
El motor 1.6 se combina con una caja manual de 5 velocidades, mientras que el 2.0 lo hace con una caja también manual pero de 6 velocidades. Lamentablemente, la Duster no cuenta con opción de caja automática.
La tracción es delantera en todos los casos, excepto en la versión Privilege 4x4.
La velocidad máxima con motor 2.0 asciende a 180 km/h.
Acelera de 0 a 100 km/h en 11 segundos, una marca lógica para un vehículo de este tamaño.
En ruta, consume 9,2 litros cada 100 km a 130 km/h. En ciudad, este indicador asciende a 11,2 litros.
El sistema de tracción 4x4 es una de las características más sobresalientes de la Duster. De muy buena calidad y gran performance para un auto de este precio, solo está disponible en la más sofisticada de las versiones Privilege.
El selector de tracción permite elegir entre una modalidad 4x2 para pavimento y ruta, una modalidad automática (que reparte la tracción según la adherencia detectada) para superficies resbaladizas y una modalidad “lock” (que mantiene la tracción en un 50-50) para las condiciones offroad más extremas. Esta función se ve optimizada en este tipo de terrenos por unas suspensiones muy bien calibradas y la incorporación de ejes traseros independientes.
En este sentido puede decirse que la Duster 4x4 es, más que un crossover, un verdadero todoterreno.
El resto de las versiones son más aptas – como toda crossover – para la ciudad y la ruta, donde el confort de marcha es notable, gracias a las suspensiones que absorben muy bien los movimientos.
La asistencia de la dirección es un poco pesada y su respuesta puede resultar algo lenta.
El diseño del panel es simple y no muy agraciado, aunque experimentó un replanteo con mejoras en el restyling de 2015. Los revestimientos son duros, pero la calidad de materiales es aceptable.
El habitáculo es muy confortable, con espacio de sobra en las plazas traseras tanto para las piernas como para la cabeza.
La posición de manejo es aceptable: la butaca está a una altura razonable que, además, puede regularse. La desventaja tiene que ver con el volante, que no se puede ajustar en profundidad.
Los accesorios no son un fuerte del Duster.
Las funciones más sofisticadas que ofrece – siempre en las versiones superiores – son: computadora de a bordo, control de velocidad crucero, regulación eléctrica de espejos, cámara trasera y sensor de estacionamiento trasero. Un combo estándar que sintetiza el techo, en cuanto a tecnología y equipamiento, al que suelen llegar los autos de gamas medias en nuestro mercado.
Desde la versión Dynamique en adelante, el sistema multimedia incorpora una pantalla táctil y el sistema Media Evolution compatible con Apple Car Play y Android Auto.
El tablero, en línea, con el panel, no es nada especial: cuenta con velocímetro central, tacómetro, y una pantalla digital para alternar el resto de la información.
El paquete de seguridad es de un nivel que ya podría considerarse mezquino para nuestros tiempos, aunque las automotrices lo van estirando lo más que pueden en mercados no tan exigentes como el argentino.
Doble airbag delantero, frenos ABS y anclajes isofix, para toda la gama. Es lo que hay. Las versiones superiores suman apenas faros antiniebla.
El Duster no trae ESP o control de estabilidad (que en el caso de la 4x4 puede suplirse en parte con la modalidad AUTO del selector de tracción).
En un segmento superpoblado, la Duster puede jactarse de haberle dado competencia nada menos que a la EcoSport, aún cuando su irrupción ocurrió ocho años más tarde que la del “peso pesado” de Ford.
Renault sigue corriendo desde atrás: la EcoSport ofrece hoy opciones mucho más equipadas, incluso con versiones de caja automática y ESP en toda la gama. Hasta la Chevrolet Tracker es hoy una SUV más vendida.
Más allá de esta comparación desfavorable, Renault ofrece un producto más económico que se distingue por una de las mejores prestaciones 4x4 de su segmento, siempre en caso de elegir la versión Privilege 4x4.
Despojada de esa extraordinaria función, la Duster es uno más entre tantos vehículos cuyo concepto “aventurero” es un atributo superficial y que se venden, en todo caso, por ofrecer confort familiar y precios relativamente competitivos, a cambio de un equipamiento poco generoso.
Es de esperar que la próxima generación de Duster nos cuente otra historia.