La Partner tiene un diseño 100% funcional que no ha sufrido cambio alguno en más de veinte años. El único restyling en 2010 simplemente retocó un poco los faros y la parrilla.
Destaca por su alto, enorme y desproporcionado habitáculo que no tiene nada de bello pero sí mucho de práctico. Las puertas corredizas traseras son su atributo distintivo.
La 2da y, sobre todo, la 3ra generación marcan una evolución del concepto, con líneas más modernas, toques aventureros y alguna que otra búsqueda estética. Por ahora no llegarán al país.
Tanto la versión base como la full se ofrecen con dos motorizaciones: una naftera tradicional de 1.6 litros con 115 CV de potencia y una diesel HDI, también de 1.6 litros y con 92 CV.
La caja de cambios es solo manual, de 5 velocidades y la tracción es delantera.
Con el motor HDI, la velocidad máxima es de 165 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h es de 12,3 segundos. La potencia se entrega desde bajos regímenes, garantizando suficiente agilidad para la conducción en cualquier circunstancia.
Consume en promedio 7,5 litros cada 100 km en ciudad. En ruta a 100 km/h el valor baja a 5,1 litros y sube a 8,2 litros a 130 km/h. Muy económico.
El motor naftero es más potente. Tiene prestaciones levemente mejores pero consume un poco más.
A pesar de su altura, tiene una marcha bastante estable. Un centro de gravedad no tan elevado y unas suspensiones eficientes le brindan suficiente firmeza como para salir a la ruta sin problemas.
Esto no quiere decir que se pueda andar haciendo cualquier maniobra extraña. No deja de ser proclive a vuelcos, y no tiene control de estabilidad. Por su carrocería elevada, eso sí, es bastante sensible a los vientos laterales. Circulando a campo abierto con algún viento fuerte, puede temblar un poco.
Tiene un buen confort de marcha. No es un sedán, pero se puede andar con total tranquilidad en cualquier camino asfaltado o de tierra en buen estado. Puede transmitir alguna aspereza o bamboleo al circular por irregularidades y huellas de tierra.
La habitabilidad interior es probablemente el único ítem donde la Partner supera a casi todos los demás autos.
Si bien las butacas no son un lujo, ni mucho menos, el enorme volumen del habitáculo proporciona un auténtico vestíbulo sobre ruedas.
La posición de manejo es más bien típica de camioneta: bastante elevada y con el volante en un plano más horizontal de lo habitual. No es grave, pero lleva un tiempo acostumbrarse para quien venga de usar un auto “normal”. La visibilidad es óptima. El asiento no se regula en altura, pero el volante sí.
En las plazas traseras hay muchísimo espacio para las piernas y el piso es totalmente plano. El techo es muy elevado, así que también hay lugar de sobra para la cabeza. Tres personas pueden viajar atrás con total comodidad, pudiendo además subir y bajar a sus anchas gracias a las puertas laterales corredizas.
Las butacas traseras pueden rebatirse totalmente hacia adelante hasta otorgar una excelente capacidad de carga de hasta 3000 litros. Ideal para transportar muebles, marcos y elementos que no entrarían en un auto común. El acceso trasero es por medio de un portón vidriado levadizo verticalmente. No es lo más práctico para trabajos intensivos de carga y descarga, pero ofrece una visibilidad óptima trasera.
A pesar de contar con dos niveles de equipamiento, la Partner es un vehículo “base” de alma.
Las diferencias entre las versiones son mínimas y se centran más que nada en detalles del exterior. La VTC Plus trae barras de techo, grillas metálicas de protección para los faros, embellecedores plásticos y cromados. Además, tiene un tapizado de mejor calidad, una antena más corta y luces antiniebla.
El resto es siempre igual, todo igual, todo lo mismo. Y poco.
Entre los ítems más destacados se pueden mencionar aire acondicionado, levantavidrios delanteros eléctricos, cierre centralizado a distancia, cierre automático en rodaje, regulación del espejo derecho eléctrico y ordenador de a bordo.
El tablero es totalmente digital, aunque de bajo costo: no es muy vistoso ni moderno. Con fondo negro y caracteres blancos, es similar al que equipa a algunos Citroën y pone en primer plano, básicamente, la velocidad. El resto de los indicadores no son de tan fácil lectura. Indica temperatura exterior y recomendación de cuándo pasar de cambio.
La radio es básica, no es una pantalla táctil ni mucho menos, y cuenta con CD/Mp3, USB, SD Card, auxiliar, Bluetooth y audiostreaming y comandos al volante.
Los sistemas de seguridad son básicos, acorde a la nula evolución histórica de la gama.
Tiene doble airbag frontal, frenos ABS, cinturones de seguridad, isofix y faro antiniebla delantero.
No tiene - ¿hace falta aclararlo? – control de estabilidad y tracción.
A pesar de ser una reliquia prehistórica y de estar rezagada en su evolución, la Partner sigue ofreciendo exactamente las mismas virtudes que le dieron fama: un confort interior y una versatilidad de uso que todavía ninguna SUV o Pick-Up pudo igualar.
Para una familia podría ser el auto ideal para viajes, especialmente de camping, de pesca, o cualquier otra actividad que requiera transportar muchos objetos. El hecho de no contar con los estándares modernos de equipamiento y seguridad le quitan muchos puntos en este aspecto.
Debería, quizás, imitar a la Renault Kangoo y ofrecer una versión bien aggiornada como vehículo 100% familiar. Peugeot podría empezar a importar la 3ra generación que, además de más moderna, es incluso más grande. En ese caso, claro, habría que ver si su precio sería competitivo y si tendría buenas ventas.
Después de todo, la familia argentina abrazó 100% a las Pick-Ups y las SUV. Hoy la cosa es por ahí.
Como herramienta de trabajo – aún esta Patagónica – sigue siendo útil y versátil y es por eso que todavía tiene su público cautivo. Es difícil pensar que algún día dejen de estar en el mercado.