El V-Drive se ubica en un segmento intrínsecamente conservador y, en ese sentido, no
desentona.
El frente destaca por unas ópticas y una parrilla bastante grandes, pero tiende a ser
más bien inexpresiva. No está mal, pero le falta un poco de “vibra”.
El perfil es quizás lo más llamativo: se advierte cierta desproporción entre una sección
delantera compacta y una parte trasera demasiado voluminosa y poco agraciada que
“no pega”. Falta armonía en el conjunto.
De todas maneras, depende del gusto de cada uno. En principio se trata de un diseño
más bien funcional, que no busca ahondar en cuestiones de estilo ni ornamentos.
Cumple como tal.
Lleva el mismo motor del March: un naftero 1.6 de 107 cv de potencia y 142 nm de
torque o empuje. Tiene cuatro cilindros y dieciséis válvulas. Llena todos los casilleros
del motor japonés: eficiente, durable, suave, silencioso en ciudad y ruidoso en pista.
La transmisión es manual de 5 velocidades o automática de 4. Todas las versiones,
incluida la Sense, tienen la opción de caja automática.
La tracción es delantera.
La aceleración de 0 a 100 km/h es de 12,8 segundos. Un valor modesto que no
sorprende del teniendo en cuenta las prestaciones de potencia del motor.
La distancia de detención para la frenada de 100 a 0 km/h es de 45 metros. Son unos 5
metros más de recorrido que el valor ideal de referencia (40 metros), y bastante más
elevado que el promedio. Mal en esta.
En ciudad consume en promedio 10 litros de nafta cada 100 km recorridos. En ruta, el
valor desciende a unos valores muy loables: 5,5 litros a 100 km/h y 7,5 a 130.
Consumos propios de un sistema motor-caja que casi nunca va muy enroscado.
Un elemento muy destacable del Versa V-Drive es su dirección asistida eléctrica. Esto
brinda sensaciones de manejo placenteras al maniobrar siempre con facilidad, sobre
todo en la ciudad.
Las suspensiones cumplen con la norma del mercado: son blandas, acolchonadas y
están perfectamente calibradas para absorber los movimientos de la conducción
urbana. El confort de marcha solo se ve algo impactado por unos neumáticos de perfil
bajo un poco duros.
En contrapartida, genera algún tipo de bamboleo en situaciones de curva a alta
velocidad, o de vientos cruzados. Para estos contextos es mejor tener suspensiones un
poco más firmes.
No obstante, la tenida sobre el asfalto no se ve comprometida, aún sin tener control
de estabilidad. Si no se lo maneja como si fuera un auto deportivo, va a desempeñarse
óptimamente.
El espacio del habitáculo es probablemente el más sólido argumento de venta que
tiene el Versa.
El panel tiene materiales duros, no muy refinados, pero con buenos encastres. El
diseño es muy poco llamativo, con formas más bien cuadradas y grises.
La butaca del conductor está un poco elevada, aún en su regulación más baja. La
columna del volante solo puede regularse en altura. Fuera de estas limitaciones, la
posición de manejo es correcta.
En las plazas traseras, ahora sí, el confort alcanza ribetes impresionantes. El espacio
para las piernas es descomunal – digno de un alta gama – y el piso es absolutamente
plano.
La razón de ser de un sedán es el baúl: en este sentido, el Versa tampoco decepciona
aún sin ser de los maleteros más grandes de su segmento.
Siguiendo la filosofía de sus primos, el March y, sobre todo, el Note, el Versa V-Drive
es bastante homogéneo en cuanto a sus versiones, entregando un buen piso de
accesorios para la entrada de gama (Sense) y distinguiendo a las versiones superiores
con pequeños detalles.
En este sentido, las versiones Sense y Advance son prácticamente idénticas. Ni siquiera
se diferencian en el equipo multimedia. Solo se distinguen por la cámara de
estacionamiento (Advance) y características puramente visuales como cromados en las
manijas de las puertas, el spoiler trasero, etc.
La versión Exclusive sobresale apenas un poco más, gracias a su climatizador
automático exclusivo, un indicador de temperatura exterior y detalles en cuero en las
butacas y el volante.
Los accesorios que se consiguen en todas las versiones son: botón de arranque y llave
inteligente, levantavidrios eléctricos, cierre centralizado y computadora de a bordo.
No es una paleta de funciones muy amplia tampoco: en este contexto es una buena
política aplicarla a toda la gama.
El tablero es el mismo del March, con dos grandes cuadrantes de aguja para la
velocidad (en kilómetros y millas) y las revoluciones, y un display central bastante
reducido para el resto de los indicadores.
La central multimedia es la misma para todas las versiones: pantalla táctil de 6,5’’ con
Bluetooth, comando de voz, entrada AUX y USB, compatible con Android Auto y Apple
Car Play.
Las funciones de seguridad – aún dentro de los estándares mínimos – no son el fuerte
de este Versa. No trae control de estabilidad y solo cuenta con dos airbags.
Los cinturones de seguridad son de tres puntos en todos los asientos con excepción de
la versión Sense, que no lo incluye para la 5ta plaza.
Los frenos son a disco en las ruedas delanteras y cuentan con las tecnologías estándar:
ABS, EBD y BA.
Menos que eso ya no puede aceptarse.
Dentro de una gama generalista y funcional, el principal argumento de venta del Versa
V-Drive es su confort interior, que en las plazas traseras alcanza niveles premium y que
se complementa con un muy buen baúl.
En el resto de los ítems es un auto más bien “del montón” con un diseño regular, un
motor convencional y funciones de equipamiento y seguridad estándar. Incluso se da
el “lujo” de no tener control de estabilidad. Si buscás algo más agradable y moderno,
te recomendamos chequear el Nissan Versa de 3ra generación, estrenado en 2020.
Autos con este perfil suelen cobrar sentido por su relativa accesibilidad y el V-Drive no
es la excepción: está al alcance de una mayoría de compradores que solo requieren
movilidad y estándares aceptables en una elección puramente racional.
Con ese criterio, el Versa V-Drive es uno más: eso significa que tiene con qué.