Algunos autos eléctricos, incluso híbridos, tienen diseños muy poco convencionales que se identifican ya desde lo estético con un concepto totalmente distinto de lo que suele ser un auto.
No es el caso del Nissan Leaf, que se parece a un auto “como cualquier otro”. En este sentido, los diseñadores buscaron atraer a un público más amplio, alineándose con las convenciones.
En este sentido, se trata de un hatchback relativamente convencional pero de líneas modernas y, desde ciertos perfiles, bastante atractivas. Podía decirse que es como una “mini-Murano”, solo que con una trompa notoriamente baja para mejorar las prestaciones aerodinámicas.
El Leaf tiene un motor eléctrico de 110 kw, alimentado por una batería de litio de 40 Kwh. Logra una potencia de 147 CV y – como es común en los motores eléctricos – un torque muy elevado de 320 Nm.
Al ser un motor eléctrico no hay relación de marchas y la tracción es solo delantera.
La principal característica de un motor eléctrico es el torque inmediato. Es decir, un empuje muy fuerte desde la primera “pisadita” al acelerador, en contraste con la progresividad de los motores de combustión, que – aún con buen empuje en baja – tiende a costarles más esa primera reacción.
Esto deriva en una excelente aceleración: 0 a 100 km en 8,6 segundos. Pero más allá del valor final, lo que sorprende rotundamente es la respuesta en los metros iniciales. Le ganaría hasta a un V8.
La velocidad final, por el contrario, no es tan poderosa: 144 km/h.
El otro ítem clave del motor eléctrico es el consumo. Nissan declara una autonomía máxima con batería llena de 389 km en condiciones óptimas de ahorro. Una conducción urbana sin ningún racionamiento en particular (es decir: usando AC, cargando celulares, andando cerca de las velocidades máximas permitidas) brinda una autonomía más cercana a los 200 km.
La carga completa de la batería tiene un costo minorista – en Kwh – de unos $140-150. Es decir: $150 cada 200 km. Si tomamos la autonomía urbana estándar de un tanque lleno de nafta – $600 – el costo estimado de la energía ascendería a unos $450. Muchísimo más barato que llenar un tanque hoy en día.
Hay tres formas de carga: el sistema de carga rápida en estaciones no domiciliarias permite cargar hasta el 80% de la batería en unos 40 minutos. Hay que estar con tiempo para tomarse una pausa, pero es un lapso relativamente razonable si se lo hace pasar con un café y un buen libro.
En el hogar, el WallBox es de venta obligatoria. Conectado a la red domiciliaria permite cargar por completo la batería en unas 6-8 horas. Este sistema es ideal para dejar el auto cargando todas las noches. En caso de emergencia, hay un cable que permite cargar la batería directamente a una toma de 220V, como si fuera un celular. En este caso la carga completa tarda hasta unas 40 horas.
El torque inmediato brinda, sobre todo, una tremenda agilidad para el tránsito urbano. Desde subir pendientes hasta realizar sobrepasos, pareciera que el Leaf ni se entera. Y todo esto en el más absoluto y extraño de los silencios. Al volante, hay que tener máximo cuidado con peatones y ciclistas distraídos.
El frenado también es otro mundo: con el uso de la función e-pedal, con solo soltar el acelerador el auto desacelera fuertemente y se detiene por completo, regenerando en parte la electricidad consumida y aumentando la autonomía.
Esta agilidad para el movimiento se ve replicada en la dirección. Gracias a un centro de gravedad bajo, los virajes son muy firmes, seguros y sin inclinaciones de la carrocería.
El interior del Leaf no es muy diferente en estilo y feeling a otros modelos de Nissan, como por ejemplo la Nissan Kicks. Es decir, mantiene la filosofía de “auto convencional” del diseño exterior.
Esto implica un panel común, terminaciones duras pero de buena calidad y un confort interior más que correcto para cinco personas.
El asiento del conductor tiene regulación manual de 6 direcciones y todas las butacas están calefaccionadas.
El espacio en la parte de atrás es adecuado, sin ser un punto especialmente sobresaliente.
El Leaf no es exactamente un auto Premium, por lo que no se le puede exigir demasiado lujo. Aun así, es un auto muy moderno y cuenta con varias tecnologías interesantes que en otros modelos serían consideradas de gama alta.
Esto incluye, por ejemplo, climatizador automático, levantavidrios eléctricos, llave inteligente, encendido automático de luces, espejo interior electrocrómico, control de crucero inteligente, monitor de visión periférica y sistema de control de presión de los neumáticos.
El tablero, por lógica, es diferente al acostumbrado en autos a combustión. Presenta un velocímetro analógico muy sobrio y un generoso display donde se puede monitorear en tiempo real la carga de batería, los kilómetros ya recorridos y la autonomía restante, además de un sucedáneo de cuentavueltas que indica el uso de energía en tiempo real.
La multimedia cuenta con pantalla táctil de 8’’ con funciones de radio, conectividad de audio (AUX, USB y Bluetooth) y compatibilidad Apple Car Play y Google Audio.
El Leaf cuenta con todos los ítems críticos de seguridad: control de estabilidad, frenos ABS con EBD y BA y seis airbags de serie.
Además, viene con sistemas de tecnología avanzada como control inteligente de trazo, alerta de punto ciego, control de cambio de carril, alerta de tráfico cruzado, alerta de colisión frontal, frenado autónomo y alerta inteligente de la atención del conductor.
En cuanto a la seguridad activa, el Leaf viene con un gran plus.
Por una cuestión de autonomía, los autos eléctricos tienen un uso más bien acotado la conducción urbana.
Ahora bien: en la ciudad, el Leaf se desempeña de manera excelente en todo sentido, con una agilidad incomparable. Nació para moverse por las calles y avenidas modernas.
Si al tenerlo estacionado podés dejar cargando su batería – ya sea en tu garage domiciliario como en el trabajo – es un auto muy cómodo, súper barato en cuanto al costo de la energía, además de silencioso y ecológico. En teoría, no deberías quedarte nunca sin batería antes de volver a casa y no tendrías que pasar nunca más por una estación de servicio, salvo alguna ocasional excepción.
La gran contra del Nissan Leaf es que todavía es un auto relativamente caro. En comparación con un vehículo similar a nafta, supone una inversión inicial extra muy grande que solo se recupera ahorrando nafta durante muchos años. La batería tampoco es eterna, y su recambio es también bastante costoso.
Desde el punto de vista puramente económico, todavía no es una compra muy lógica. Esto se verá reflejado en muy bajas ventas en un mercado argentino donde cada peso cuenta, y mucho.
Desde el punto de vista ecológico, de practicidad y de ahorro diario, el auto eléctrico es claramente el futuro y una inversión que tiene sentido desde otra lógica, no financiera.
Su viabilidad en el mercado evolucionará con un progresivo abaratamiento de costos a medida que la tecnología avance y, también, de los subsidios que cada estado vaya otorgando para estimular su adopción por parte del público.