Originalmente un desarrollo de FCA para Alfa Romeo – para lo que luego fue la Stelvio – el proyecto fue migrado a Jeep a mitad de camino. De esta peculiar génesis resulta un diseño híbrido y curioso que puede gustar más o menos pero que indudablemente llama la atención. En un mundo donde los autos cada vez se parecen más entre sí, no es poca cosa.
Como suele ocurrir, la personalidad de la Cherokee se define en la parrilla, donde las tradicionales barras verticales de Jeep se doblan hacia atrás sobre la afilada curva del capot. A ello se le suman unos faros lateralizados, muy rasgados y delineados en negro, que le dan al conjunto un aspecto futurista poco característico de la marca. Acostumbrados a otra cosa, esta “deformación” impacta y muchos nunca llegan a tomarle la mano.
El resto de la carrocería es mucho más genérico, casi sin notas distintivas. No hacía falta más.
El motor de la Cherokee es un naftero V6 de 3.2 litros de cilindrada. Desarrolla 271 CV y 315 Nm de torque. Es apenas más pequeño y menos potente que el V6 Pentastar que equipa a la Grand Cherokee.
La transmisión es automática de 9 velocidades, con convertidor de par, aunque sin levas en el volante.
La tracción es 4WD con dos funciones clave: reductora y bloqueo de diferencial trasero.
La aceleración de 0 a 100 km/h se logra en escasos y vertiginosos 7,2 segundos, mientras que la velocidad máxima está limitada a 210 km/h.
Un motor de enorme agilidad, respuesta y empuje que viene con una contra: es bastante consumidor, con un promedio de 13 litros cada 100 km que puede superar incluso los 15 litros en ciudad y los 25 litros en condiciones de offroad intensas.
En ciudad, más allá del alto consumo, se comporta muy dignamente. Es una camioneta ágil, confortable en la sensación de marcha, donde el sistema de suspensión de ejes independientes tanto atrás como adelante cumple muy bien su trabajo, más allá de rebotar un poco de más en baches o lomadas.
En la ruta, además de la impecable reacción del motor/caja, cuenta con la estabilidad necesaria para brindar plena seguridad en viajes largos, siempre y cuando se recuerde que no es un auto de carreras ni nada por el estilo.
En situaciones offroad, las prestaciones son muy versátiles. Es un todoterreno de raza. Además de la tracción integral 4WD, cuenta con un brutal V6, reductora, bloqueo de diferencial trasero y el sistema Selec-Terrain con diferentes modos de manejo según la superficie abren un abanico de posibilidades. La caja automática puede regularse para que trabaje dentro de determinado rango de cambios.
Por el contrario, los neumáticos con poco taco no ayudan tanto, sobre todo al circular en barro. En este sentido, la Cherokee sufre la doble personalidad de estos vehículos todoterreno que a la vez ofrecen confort familiar y urbano.
El sistema 4x4 en general es sumamente eficiente, pero en situaciones offroad extremas el control electrónico de los seteos – aún en modo auto – interfiere de más y le quita poder de decisión al conductor.
Siguiendo la filosofía Jeep, la Cherokee cuenta con un diseño interior de gran calidad y durabilidad en cuanto a los materiales y a los encastres, pero sin muchos refinamientos de diseño.
El espacio interior es confortable y tiene techo solar panorámico. El asiento del conductor tiene regulación lumbar y también puede regularse eléctricamente en altura, al igual que la butaca del acompañante. El volante puede ajustarse en profundidad y en altura. Esto garantiza buena flexibilidad para encontrar la posición de manejo ideal.
Las plazas traseras cuentan con muy buen espacio para que viajen cómodamente tres adultos. Quizás una desventaja es que no ofrece una tercera fila de asientos que sí tienen muchos vehículos de la competencia directa.
A cambio, el baúl es de los más generosos del segmento, con una capacidad de carga que oscila entre 841 y 1500 litros según se rebatan o no las butacas. Enorme.
La Trailhawk, si bien es la única versión disponible y hay con qué comprarla, es en otros mercados la tope de gama.
Esto determina un amplio repertorio de accesorios, que incluyen entre otras cosas: climatizador automático bi-zona, computadora de a bordo, espejo retrovisor electrocrómico, apertura de portón trasero eléctrica, control de velocidad crucero, encendido por botón y remoto, sensor de estacionamiento trasero y delantero, cámara de retroceso, sensor crepuscular y sensor de lluvia.
El tablero es mixto, con dos cuadrantes de aguja para las revoluciones y la velocidad, y una pantalla central color de 7’’ donde aparece el resto de la información de la computadora de a bordo, incluido el nivel de combustible y temperatura.
La central multimedia está basada en el sistema Uconnect en una pantalla de 8,4’’ que incluye navegador satelital y conexión Bluetooth para audio. El restyling 2019, sumará compatibilidad con Apple Car Play y Android Auto, pero por ahora esta no está disponible en Argentina.
Las funciones de seguridad más importantes están presentes.
Esto incluye los 6 airbags de rigor (delanteros, laterales y de cortina), control de estabilidad y tracción y frenos ABS.
Además, cuenta con control de arranque en pendiente, control de descenso en pendiente, freno de estacionamiento eléctrico y fijaciones isofix.
No tiene prestaciones de seguridad activa.
La rueda de auxilio es igual a las 4 originales. Como corresponde, y más para un todoterreno.
El Jeep Cherokee es un excelente vehículo todoterreno. Uno de verdad, con todas las funciones 4x4 que podrías pedir (caja de 9 cambios, motor V6, reductora, bloqueo de diferencial, etc.), pero que también es amigable en la ciudad, excluyendo el alto consumo de combustible.
Por lo tanto, si priorizás la circulación offroad y te la compras, técnicamente no vas a equivocarte nunca.
El tema es el precio. Es un vehículo costoso y, desde ese punto de vista, la misma marca ofrece opciones más accesibles, más modernas, también válidos para offroad, en los dos segmentos inferiores con la Compass y la Renegade. Todos, incluida la Grand Cherokee, son modelos más vendidos.