Al mantener el diseño original de 2013, el Prisma JOY es sencialmente un auto superado para los estándares de obsolescencia que maneja el mercado. La trompa es distintiva pero ya no representa a la insignia de la marca, que fue renovando su personalidad en todos sus modelos en los últimos años.
Más allá de esa salvedad, las características esenciales en cuanto a las formas son las mismas que las versiones más nuevas, con un look agradable a la vista, y una buena integración del tercer volumen.
El Prisma JOY cuenta con motor 1.4 98 CV a 6000 vueltas de 8 válvulas. Es un motor de baja potencia, pero que resulta ágil, con buena aceleración, buena respuesta en baja, silencioso y estable. Es una mecánica que no difiere de la versión más nueva del Prisma, lo cual es una ventaja relativa en este aspecto para el JOY.
La caja es manual de 5 marchas y la tracción es delantera.
El motor de 98 CV acelera de 0 a 100 km/h en 11,6 segundos y alcanza una velocidad máxima de 177 km/h.
Es un motor bastante consumidor en ciudad: 10 litros cada 100 km. En ruta insume 6,2 litros cada 100/km a 100 km/h y 8 a 130 km/h.
Frena bien, de 100 a 0 km/h en 42 metros.
Cuenta con suspensiones bien equilibradas, que dotan al Prisma JOY de un confort de marcha adecuado en ciudad y estable en ruta. Resuelve bien las curvas y tiene buena estabilidad con vientos laterales.
El selector de cambios es excelente, pero la dirección resulta algo lenta y perezosa, demasiado asistida en ruta y en ciudad da la sensación de que el volante no vuelve solo: hay que llevarlo a la posición original al salir del giro.
Tanto el Prisma como el Onix JOY son vehículos pensados para la ciudad, que pueden quedar algo cortos ante exigencias en ruta, tanto en suspensión y dirección como en los regímenes del motor.
El Prisma JOY cuenta con buena habitabilidad interior y el panel es agradable a los ojos. En cambio, no tiene superficies soft-touch, y algunos encastres plásticos podrían ser de mejor calidad.
La dirección es regulable solo en altura y la butaca de conducción es un poco alta, aunque también es regulable en altura. La posición de manejo es aceptable, pero nada del otro mundo.
El espacio trasero, lo mismo: aceptable. El techo puede resultar algo bajo para la cabeza de un pasajero de estatura media o alta, pero hay espacio suficiente para las piernas y lugar generoso para tres personas.
Destaca la buena insonorización del motor y el material rodante, gracias al doble burlete en las puertas, y el baúl es bastante espacioso, teniendo en cuenta que se trata de un Hatckback.
Por ser un vehículo bien base y económico, casi no trae accesorios de mención. Los ítems más “avanzados” son: aire acondicionado y levantavidrios eléctricos solamente delanteros.
La versión LS ni siquiera trae desempañador de luneta trasera. Un panorama franciscano.
La reciente introducción del paquete Maxx permite levantarlo un poco, sumando sofisticaciones (?) como cierre centralizado y alarma, además del sistema multimedia completo y una cámara de visión trasera.
Con el Prisma JOY, Chevrolet insiste con su tablero híbrido tipo “de moto” con cuentavueltas analógico y velocímetro digital. De buena lectura, claro, pero un poco discutible desde el punto de vista estético. Hay quienes se acostumbrarán más y quienes se acostumbrarán menos.
Nada de multimedia: el JOY solo viene con radio, salvo que optes por el upgrade de Maxx.
Las prestaciones de seguridad son realmente muy básicas para toda la gama. Viene con el mínimo denominador común: frenos ABS y airbag delantero para conductor y acompañante. La rueda de auxilio es temporal.
La línea Onix / Prisma JOY ocupa el nicho más accesible de GM, ofreciendo un precio muy conveniente a costa de las prestaciones.
Esto implica un diseño viejo, equipamiento rudimentario y una tecnología de seguridad que no se adecúa al estándar vigente.
Es ante todo una gran opción si estás contando los pesos para acceder a tu primer 0km auto y ya redujiste al mínimo todas tus pretensiones de confort.