El Onix Plus está desarrollado sobre una plataforma totalmente nueva, lo que le brinda
una carrocería más rígida y liviana a la vez.
Lo más llamativo del flamante diseño está en las dimensiones: es un auto
sensiblemente más largo y bajo que la anterior generación, con mayor distancia entre
ejes y un perfil mucho más estilizado, menos “redondito”.
Fuera de eso, los demás cambios estéticos son superficiales, con ópticas y parrilla
renovadas pero sin romper los moldes con respecto a lo que viene siendo la línea
Chevrolet.
Sigue siendo un diseño agradable a la vista, aunque un poco genérico.
El Onix Plus incorpora un motor de 3 cilindros de 1.2 litros y 90 CV para las versiones LS
y LT.
Las versiones LTZ y Premier tienen un motor también de 3 cilindros, de menor
cilindrada – 1.0 litros – pero con turbocompresor y, por lo tanto, más potente: 116 CV.
Como todos los motores de 3 cilindros, tiene cierta tendencia a vibrar más de la
cuenta, pero fuera de ese detalle es liviano, ágil y eficiente.
La transmisión es manual de 5 marchas exclusivamente en las versiones LS, LT y
opcionalmente en la versión LTZ. El resto de las versiones - LTZ y Premier - cuentan con
una caja automátca de 6 marchas.
La tracción es delantera.
El motor turbo del Onix Plus acelera de 0 a 100 km/h en 9,8 segundos y alcanza una
velocidad máxima de 183 km/h. Es una importante mejora con respecto a la
generación anterior.
En cuanto al consumo, también es mucho más eficiente. En ciudad consume 8,9 litros
cada 100 km, mientras que en ruta insume 4,9 litros cada 100/km a 100 km/h y 6,8 a
130 km/h. Impresionante. El tanque de combustible de solo 44 litros (contra los 54 de
la primera generación) limita en parte la autonomía que podría lograrse con tan bajos
consumos.
Frena excelentemente: de 100 a 0 km/h en 38.8 metros.
En todos los aspectos centrales de performance, mejora con amplia diferencia las
prestaciones de la generación vieja.
El comportamiento dinámico es otro rubro en donde se verifican mejoras. El nuevo
chasis, combinado con las motorizaciones ya mencionadas y la incorporación del
control de estabilidad permiten un manejo súper ágil en casi cualquier condición, con
la máxima sensación de seguridad y estabilidad.
Cuenta con suspensiones bien equilibradas y una dirección rápida, que dotan al Onix
Plus de un confort de marcha óptimo en ciudad y estable en ruta. Resuelve bien las
trayectorias en curvas bruscas, y apoya con firmeza aún ante el manejo exigente.
El selector de cambios es excelente, aunque la caja manual podría beneficiarse de una
6ta marcha y la caja automática no posee modo manual, a excepción de un bloqueo
del pase de marcha al que lleva un tiempo tomarle la mano. En líneas generales
ninguna de estas limitaciones impacta en la generosa agilidad del motor.
Por dentro, es también un auto completamente nuevo. El diseño interior luce
totalmente renovado, con una pantalla multimedia elevada que sobresale del panel.
La postura de manejo está muy optimizada en comparación con la anterior generación
del Prisma, gracias a una butaca más baja de diseño anatómico y la doble regulación
del volante en la versión Premier.
La habitabilidad de las plazas traseras es generosa en cuanto al espacio para las
piernas, y un poco más justa con respecto a la altura del techo. La quinta plaza no tiene
espacio de sobra, pero se ve beneficiada por el piso casi plano y su correspondiente
apoyacabezas.
Dentro del habitáculo, sigue destacando la buena insonorización del motor y el
material rodante.
Las novedades en el equipamiento de confort son varias, pero en general aplican a las
versiones Premier.
Lo más interesante en este sentido está en la conexión WiFi nativa que permite el
acceso a Internet a través de hasta 7 dispositivos móviles simultáneos. Es un servicio
de Chevrolet que se contrata y se abona aparte cada mes, según diferentes planes. Se
trata de una función poco común en nuestro mercado, especialmente para un auto de
este segmento y precio. Para valorar, sobre todo por quienes desean ahorrar en sus
planes de datos celulares.
Otra función sobresaliente exclusiva de la versión Premier es el sistema de
estacionamiento semiautomático, a los que se suman sensores de estacionamiento
traseros, delanteros y laterales. El control de crucero, al estar asociado solamente con
la caja automática, está disponible solo en las versiones LTZ automática y Premier.
En líneas generales, el resto de la gama ofrece prestaciones de confort más o menos
estándar, tales como cámara de visión trasera, llave con sensor de aproximación (para
apertura sin llave) y computadora de abordo, esta última disponible incluso en la
versión base.
El tablero de instrumentos ya no trae el famoso lector mixto (tacómetro analógico +
velocímetro digital). Este fue reemplazado por un tablero más convencional, con dos
cuadrantes – quizás algo pequeños – y una pantalla digital central monocromática.
A partir de la versión LT, el sistema multimedia incorpora MyLink 3, con su pantalla
táctil de 8’’, compatibilidad con Android Auto y Google Car Play y conectividad
Bluetooth y USB. El sistema incluye controles de audio y teléfono en el volante para
toda la gama.
En este aspecto GM claramente subió la apuesta. Lo que era un punto flojo del viejo
Onix / Prisma, se convierte casi en un nuevo estándar a imitar en el segmento.
Por lo pronto, el Onix Plus suma por fin control de estabilidad para toda la gama, una
función esencial que no se encontraba disponible ni siquiera en la versión superior del
viejo Prisma. A esto se le suman funciones de serie más que interesantes, como
indicador de presión de los neumáticos y cinturones inerciales en las 5 plazas.
Por otra parte, viene con 6 airbags de serie (frontales, laterales y de cortina), contra
dos de la generación anterior.
La versión Premier llega a incluir un sistema de seguridad activa: un detector de punto
ciego en los espejos retrovisores.
Como si esto fuera poco, la nueva carrocería tiene una resistencia mucho mayor a los
impactos, según lo certifican los crash tests de Latin NCap. El Nuevo Onix obtuvo las
más alta calificación, superando la mediocre marca de su antecesor.
La rueda de auxilio, lamentablemente, sigue siendo solo temporal.
La nueva línea Onix eleva drásticamente el piso de la gama media de GM,
manteniendo la competitividad relativa del precio. El resultado es una oferta
sumamente tentadora que apunta a redefinir el paradigma de lo esperable en un auto
“popular”.
Si hasta 2019 el Prisma era un auto exitoso y masivo pero cuya accesibilidad se valía de
carencias importantes – algunas casi imperdonables – hoy se trata de un auto que
respeta a su público y no especula con las características mínimas que cualquier auto
debe tener en las puertas de la tercera década del siglo XXI.
Los resultados en términos de ventas todavía están por verse, pero el espíritu de esta
brillante actualización ya es un triunfo en sí misma para la filosofía de la marca y para
el mercado en general. ¡Bien por Chevrolet!